Semana Santa de Braga
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Exposición de fotografía

Semana Santa, una perspetiva europea

Lucena, España

FOTOGRAFÍA 1


Autor: Paseíllo


La principal singularidad de la Semana Santa lucentina es la santería, entendida como el modo peculiar de procesionar los tronos con las imágenes al ritmo del tambor. Esta tradición, única en todo el mundo, define el hecho de portar el trono sobre el hombro de acuerdo con unas estrictas normas no escritas, de respeto y solemnidad, que la convierten en un logro apreciable de valores estéticos. Los santeros se organizan en cuadrillas y visten túnica hasta media pierna sobrepuesta a la camisa, pantalón de medioancho y botas cortas camperas, decorando sus cuellos con un pañuelo y cubriendo las cabezas con capirotes, pero dejando el rostro descubierto. Su color difiere según la cofradía. De entre ellos el más importante es el manijero que se encarga de tocar el timbre (campana) con el que se disponen los horquillos. En la imagen observamos a la cuadrilla de santeros del Santísimo Cristo de la Sangre, una interesante pieza de origen hispano-americano. Su procedencia no está clara, pero se ha apuntado que llegó a Lucena gracias a Luis de Velasco y Castilla, virrey de México entre los años 1595 y 1607. Detrás del paso, le acompaña María Santísima del Mayor Dolor, obra del imaginero sevillano Castillo Lastrucci.

 

 

 

FOTOGRAFÍA 2

 

Autor: Paseíllo


Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna es una imagen realizada entre 1674 y 1675 por el imaginero Pedro Roldán, máxima figura de la escuela sevillana durante el siglo XVII. La salida desde la Parroquia de Santiago, de estilo gótico-mudéjar, es uno de los momentos más especiales de la Semana Santa lucentina cuando cada Jueves Santo el sonido del torralbo anuncia la llegada del Cristo de la Columna bajo una marea de fervor popular. El Cristo es acompañado por la imagen de María Santísima de la Paz y Esperanza. Destacar que la Semana Santa lucentina incluye, en gran parte de las hermandades, a la Virgen María entre sus titulares siguiendo el modelo de cubrirlas con palio, salvo en contadas excepciones.

 

 

 

FOTOGRAFÍA 3

 

Autor: Jesús Ruiz Gitanito

 

La madrugada del Viernes Santo, y hasta pasadas las dos de la tarde, Lucena se viste de morado para acompañar a Nuestro Padre Jesús Nazareno, la imagen más antigua que procesiona en el municipio y cuya Hermandad atesora más de 2.000 hermanos. Es de estilo gótico tardío y posee un brazo articulado con el cual reparte la bendición en determinados puntos del recorrido, como es el caso de la Plaza Nueva que aparece en la imagen que observamos, la plaza central de Lucena y donde se ubica la Iglesia Mayor Parroquial de San Mateo. En su recorrido le acompañan la Santa Mujer Verónica, Santa María Magdalena, San Juan y Nuestra Señora del Socorro. La Venerable Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno está presente en Lucena desde el último cuarto del siglo XVI.

 

 

 

FOTOGRAFÍA 4


Autor: Paseíllo


La Cofradía del Cristo del Silencio representa en Lucena el silencio, la solemnidad y el respeto. Su fundación fue promovida por una iniciativa estudiantil a mediados del siglo XX por parte del Instituto Laboral Marqués de Comares y con el apoyo de su director José Garzón Durán, quien por su procedencia salmantina quiso imprimir el tono serio y austero de las denominadas hermandades de silencio. Mantiene en la actualidad el espíritu castellano de máxima seriedad, recogimiento y austeridad. El Cristo del Silencio es una obra anónima del siglo XVII vinculable a la escuela granadina. Destaca el toque de ‘Silencio’ interpretado por la trompeta que acompaña al paso durante su recorrido la madrugada del Jueves Santo. El trono es acompañado por un gran número de hermanos de vela y de hermanos que tocan el tambor enlutado.

 

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